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Sí, ya casi lo tenía…superé casi los 3 meses más críticos…pero volví a fumar.
Quiero compartir con vosotras mi experiencia, aunque haya
fracasado en mi primer intento, porque pienso que puede servir de ayuda a
muchas de vosotras.
¿CUÁL FUE MI MOTIVO PARA DEJAR EL TABACO?
El diagnóstico a mi madre de un CA Basocelular. Todo quedó en un susto afortunadamente pero nos
sirvió para concienciarnos del peligro del tabaco y nos animó a dejarlo (hablo
en plural porque tanto mi madre como yo decidimos dejarlo al mismo tiempo). Por
aquel entonces pensé que no hay mal que por bien no venga…
¿QUÉ TIPO DE FUMADORA
ERA (SOY)?
Pues desde muy pequeñita, llevaba alrededor de 18 años
fumando. Además, era una fumadora “convencida”:
me gusta el olor del tabaco y disfruto de mis cigarros hasta la última calada.
¿QUÉ MÉTODO USÉ PARA
DEJAR EL TABACO?
Como nunca antes me había planteado dejar este insano
hábito, decidí hacerlo con ayuda de esta guíade la AECC
Para algunas personas es mejor dejarlo de golpe pero en mi
caso no lo veía apropiado y consideré que este método era el más acertado para
mí.
Consiste en un programa
de 5 semanas en el que se hace una progresiva reducción de nicotina en la
2º y 3º semana para abandonar definitivamente el tabaco en la 4º. Ahora os lo
explicaré con más detalle.
* PRIMERA SEMANA: tan sólo debemos preocuparnos por anotar cada
cigarrillo que nos fumemos.
Así, esta semana no tiene que hacerse pesada ni suponer
ningún tipo de esfuerzo. Personalmente, reduje
el consumo durante esta semana y fue algo que hice casi sin querer pero es
cierto que empiezas a tomar conciencia de lo que fumas y vas a fumar menos.
* SEGUNDA SEMANA:
durante la segunda semana deberemos plantearnos cuáles son nuestras razones
para dejar de fumar y reducir el número de cigarros fumados a lo largo del día.
En la primera semana fumé una media de 13 cigarrillos
diarios, así que esta semana no podía pasarme de 9.
Aunque podía fumar 9 cigarros, como podéis ver también
reduje mi consumo porque sabía que en la 3º semana iba a quedarme con tan solo
3 cigarros al día.
En esta semana se recomienda cambiar de marca de tabaco a una que no te gusté o que sea baja en
nicotina. Os recomiendo encarecidamente que hagáis caso de este paso porque
aunque se haga duro esta segunda semana conseguirá que los primeros días sin
fumar sean más llevaderos. En esta semana tiré
todos mis ceniceros y cualquier cosa que me pudiera recordar el tabaco,
excepto mis mecheros y pitilleras.
Fue en la segunda semana, al reducir, donde empecé a notar la falta de nicotina:
los últimos días de esta semana mis sudoración
fue extrema (aunque no realizara ningún esfuerzo físico sudaba
exageradamente, me duchaba hasta 3 veces al día, ¡fue realmente desagradable!).
También empecé a estar más irritable
y las últimas noches de esta semana no
conseguía dormir del tirón (y eso que suprimí el café, la cafeína y hacía
ejercicio a diario).
* TERCERA SEMANA:
es la más dura de todas. En ella, deberemos reducir nuevamente el número de cigarros fumados al día, buscar
actividades alternativas y seguir unas reglas a la hora de fumar.
El primer día de esta tercera semana fue para mí el peor de
todos sin duda: la sudoración fue
extrema hasta el punto de salirme heridas bajo el pecho y en la barriga por
el roce con la ropa. Dormía a ratos
y me despertaba sobresaltada, una auténtica pesadilla.
Como podéis ver, decidí dejar el tabaco el viernes de esa
semana:
La razón fue porque me di cuenta de que me creaba más ansiedad pensar que tal día determinado tendría que dejar
el tabaco que el hecho mismo de hacerlo. Así que me fumé mi último cigarro
sin pensar que lo era, simplemente decidí que no iba a fumar más.
¿CÓMO FUERON MIS
PRIMEROS DÍAS SIN TABACO?
Se supone que los 3
primeros días sin tabaco son los peores, porque se sufre el mono físico. Pero
lo cierto es que lo llevé mejor que
cuando estaba reduciendo: mi sudoración había desaparecido, no tenía
ansiedad y conseguí dormir unas 4 horas al día con ayuda de la tila alpina.
Incluso el 2º día viví una situación de riesgo, ya que pasé
con mi padre una noche en el hospital sin saber qué le pasaba y no me fumé ni
un cigarro.
¿POR QUÉ RECAÍ?
La verdad es que no tengo todavía claro cuáles fueron mis
razones.
Había días en los que
ya no me acordaba para nada del tabaco y otros días en los que iba detrás
de los fumadores sólo para olerlo y cogía la tiza en el trabajo como si fuese
un cigarro. No conseguía estar en el salón de mi casa. Cambié mi “sitio” habitual
y cuando me sentía muy agobiada me iba a mi habitación (el único lugar de la
casa donde no fumaba y que por tanto no relacionaba con el tabaco). Estaba
borde, insufrible…no me concentraba en nada.
En estos casi 3 meses sufrí
3 crisis en las que hubiera dado lo que fuese por el tabaco. Eran crisis
que me duraban alrededor de 4-5 días
en los que me moría por fumar, sudaba como al principio y no
conseguía dormir más de 1 hora seguida. Con esto quiero decir que no es un avance progresivo sino que
dejar el tabaco es una lucha constante
porque aunque pase el tiempo, sigues acordándote de él.
Además, engordé,
lógicamente, siempre se engorda porque comes más por la ansiedad y aunque hagas
deporte se suelen coger algunos kilos. Esto unido al cambio tan brusco de mi piel que se volvió grasa (sí, grasa, mi
piel que siempre había sido seca) y tuve unos brotes de acné terribles de los
que no me he librado hasta hace muy poco.
No superé la 3º
crisis (yo creo que fue la más fuerte que tuve, lloraba como una niña…me sentía…drogadicta,
realmente lo que es un fumador). Y volví
a fumar.
¿QUÉ PIENSO AHORA?
Que algún día volveré a intentarlo, pero tengo que sentirme
fuerte para ello y aceptar que mi cuerpo va a cambiar y que a la larga se
conseguirán buenos resultados. No tengo que obsesionarme con ello, sino estar segura de hacerlo y sobre todo, de
querer hacerlo.
¿QUÉ PENSÁIS? ¿ALGUNA
FUMADORA EN LA SALA QUE LO HAYA DEJADO Y SE HAYA SENTIDO IDENTIFICADA?
Contadme.
Un besote enorme y gracias por aguantar esta chapa de hoy.