HABLEMOS DE...rizos (Vol. 1)

Hoy vengo con una entrada en la que quiero compartir con vosotras una pequeña reflexión “capilar” y que curiosamente ha coincidido (como sabéis las que me seguís también por Instagram) con mi cambio de look, ya que decidí arriesgarme y aportar por un long bob a pesar de tener el pelo rizado.

Hasta hace relativamente poco tiempo detestaba mis rizos: daban a mi pelo mucho volumen (y no siempre es favorecedor, podéis creédme), nunca quedaban cómo yo quería y la limitación en cuanto a la forma de peinarme me fastidiaba mucho.

Sentaos (seguro que ya lo estáis xD) y respirad hondo porque lo que hoy traigo entre manos no es corto. En primer lugar me gustaría plantear la cuestión de por qué las mujeres con el pelo rizado solemos pasar por esta fase de negación.

Y la única explicación que le encuentro es la sociológica. Una, que creció y pasó su adolescencia allá por los 90, veía las tendencias en televisión y revistas de esas melenas lacias, sin volumen, con flequillos (que para mí eran imposibles- a no ser que me lo quisiera planchar cada mañana) y el daño que las melenas voluminosas de los 80 tan poco favorecedoras a mi parecer, le habían otorgado a los rizos (por no hablar de los flequillos rizados, que cosa más horrible no he visto nunca y sin embargo puedo presumir de tener una madre moderna que ademán de llevar a su hija a la moda, se lo cortó).

A esto hay que unirle la poca elegancia atribuida a los rizos en los últimos tiempos. Pensad en alguna mujer de alta esfera (monarquía, primeras damas, etc.) con el pelo rizado...seguro que no dáis con muchas. Hasta la mismísima Michelle Obama alisaba sus rizos con frecuencia.

Y es que amigas, llevar una melena rizada conlleva riesgos que no todo el mundo está dispuesto a correr. Tened por seguro que nunca conseguiréis que un peinado quede bien (hay que asumir que siempre irás despeinada aunque le hayas dedicado horas) y que el día que mejor quieres que queden tus rizos sufrirás el temido encrespamiento o no estarán definidos o te quedarán con demasiado volumen (oh, yeah...you're Mufasa).

Eso de que un pelo rizado es más fácil que uno liso se aproxima más al mito que a la realidad. Y sé de lo que hablo porque en mi fase de negación lo alisaba todas las semanas y a veces me hacía una cola sólo para ver lo bien que quedaba con el pelo liso (y no esa cola llena de bultos que cuando la arreglas por un lado empiezan a desmadrarse por el otro). Y por no hablar del momento de desenredar. La persona que dijo que un pelo rizado es fácil es porque nunca ha tenido que quitarse nudos del pelo.

Y a pesar de todo lo expuesto anteriormente, son muchas las personas que aman el pelo rizado. Y poco a poco yo he ido aprendiendo a hacerlo y a darme cuenta que realmente es más favorecedor de lo que yo pensaba. Creo que tuvo mucho que ver una campaña publicitaria en la que se mostraba a una chica con el pelo rizado y se dice que lo tiene encrespado. ¿Peroooooo quéeeeeee? ¡Si tiene un cabello fabuloso!

Cuando empecé a querer mis rizos me puse a investigar y descubrí que hay distintos tipos de pelo rizado (existe una clasificación que compartiré con vosotras más adelante) y que cada uno necesita un cuidado específico. Así mismo, hoy parece que ya tenemos en el mercado cada vez más variedad de productos para este tipo de cabello, cosa que agradezco muchísimo porque hasta hace muy poco tiempo estábamos muy limitadas. Y este post pretende ser sólo una reivindicación, un grito de ¡AMO MIS RIZOS! Que espero que os haya resultado interesante.

¿TENÉIS EL PELO RIZADO? ¿OS GUSTA?

Un besote y muchas gracias por pasaros y comentar.