Isabel Allende es una escritora muy conocida en todo el mundo. Chilena de nacimiento, y de raíces españolas, ganó en 2010 el Premio Nacional de Literatura de Chile.
Son muchos los amigos que en ocasiones me han dicho que la lectura de esta escritora les resulta pesada y la primera vez que me enfrenté a un libro de Allende, lo hice un poco recelosa bajo estos comentarios. Y la verdad es que para mí, la lectura de Allende no me resulta pesada en absoluto, sino que, en contra de todos mis prejuicios, me resultó fluida y muy interesante.
El primer libro que leí de esta escritora fue La casa de los espíritus, una de sus novelas más conocidas. Se trata de una saga familiar, la de una poderosa familia de terratenientes latinoamericanos, los Trueba. Ésta fue la reseña que escribí tras leer esta novela:
Me resulta inevitable establecer un paralelismo entre la saga Trueba y la saga de los Buendía de Gabriel García Márquez (Cien años de soledad), ya que ambos libros se plantean del mismo modo (aunque con distintos matices):
El libro que nos llega al lector es un manuscrito: de Alba, en esta obra y del gitano Melquíades, en Cien años de soledad.
El mito del eterno retorno, muy presente en Cien años de soledad, también es recurrente en esta obra, así como la fundación de las Tres Marías puede acercarnos a la creación de Macondo, aunque siempre con matices muy distintos (en este caso, demasiado diferentes).
Podría llenar páginas y páginas comparando estas obras y sin duda, resultaría un trabajo muy interesante, pero hoy quiero resaltar otras cuestiones e intentar olvidar que casi soy filóloga y éste no es un análisis exhaustivo de la obra.
Es la primera obra de Isabel Allende que leo y su narrativa me resulta muy interesante porque ha sabido combinar la historia familiar con la realidad política de ese tiempo. Despierta, a través de su lenguaje pictórico, una sensación de pena ante la vejez del déspota Trueba, un chico que por amor se volvió ambicioso y que finalmente, se convierte en un humillado más.
Clara, Blanca y Alba podrían ser ejemplos para muchas mujeres, dejando de lado las manías de las dos primeras. Alba aparece como la culminación de sus antecesoras, la rescatadora de la memoria individual y colectiva tan necesaria para no caer en el olvido (tan temido en Cien años de soledad), que es la verdadera muerte.
Esta novela fue llevada a la gran pantalla por Bille August y contaba con un elenco de actores excepcional: Meryl Streep, Glenn Close, Jeremy Irons, Winona Ryder y Antonio Banderas.
La versión cinematográfica fue muy criticada por muchos, considerándola poco fiel a la novela. Personalmente, no me gusta hacer comparaciones entre libros y películas, porque son dos cosas muy diferentes. A mí me gustó mucho la película, al igual que el libro.
Espero que os haya gustado esta pequeña reseña y que disfrutéis esta historia con pasión, como se lo merece.
Son muchos los amigos que en ocasiones me han dicho que la lectura de esta escritora les resulta pesada y la primera vez que me enfrenté a un libro de Allende, lo hice un poco recelosa bajo estos comentarios. Y la verdad es que para mí, la lectura de Allende no me resulta pesada en absoluto, sino que, en contra de todos mis prejuicios, me resultó fluida y muy interesante.
El primer libro que leí de esta escritora fue La casa de los espíritus, una de sus novelas más conocidas. Se trata de una saga familiar, la de una poderosa familia de terratenientes latinoamericanos, los Trueba. Ésta fue la reseña que escribí tras leer esta novela:
Me resulta inevitable establecer un paralelismo entre la saga Trueba y la saga de los Buendía de Gabriel García Márquez (Cien años de soledad), ya que ambos libros se plantean del mismo modo (aunque con distintos matices):
El libro que nos llega al lector es un manuscrito: de Alba, en esta obra y del gitano Melquíades, en Cien años de soledad.
El mito del eterno retorno, muy presente en Cien años de soledad, también es recurrente en esta obra, así como la fundación de las Tres Marías puede acercarnos a la creación de Macondo, aunque siempre con matices muy distintos (en este caso, demasiado diferentes).
Podría llenar páginas y páginas comparando estas obras y sin duda, resultaría un trabajo muy interesante, pero hoy quiero resaltar otras cuestiones e intentar olvidar que casi soy filóloga y éste no es un análisis exhaustivo de la obra.
Es la primera obra de Isabel Allende que leo y su narrativa me resulta muy interesante porque ha sabido combinar la historia familiar con la realidad política de ese tiempo. Despierta, a través de su lenguaje pictórico, una sensación de pena ante la vejez del déspota Trueba, un chico que por amor se volvió ambicioso y que finalmente, se convierte en un humillado más.
Clara, Blanca y Alba podrían ser ejemplos para muchas mujeres, dejando de lado las manías de las dos primeras. Alba aparece como la culminación de sus antecesoras, la rescatadora de la memoria individual y colectiva tan necesaria para no caer en el olvido (tan temido en Cien años de soledad), que es la verdadera muerte.
Esta novela fue llevada a la gran pantalla por Bille August y contaba con un elenco de actores excepcional: Meryl Streep, Glenn Close, Jeremy Irons, Winona Ryder y Antonio Banderas.
La versión cinematográfica fue muy criticada por muchos, considerándola poco fiel a la novela. Personalmente, no me gusta hacer comparaciones entre libros y películas, porque son dos cosas muy diferentes. A mí me gustó mucho la película, al igual que el libro.
Espero que os haya gustado esta pequeña reseña y que disfrutéis esta historia con pasión, como se lo merece.
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