EL JILGUERO, Donna Tartt

* TÍTULO: El jilguero

* AUTORA: Donna Tartt

Escritora estadounidense que se dio a conocer en 1992 con su primera novela, El secreto. Con ella, la autora se situó en la fila de los clásicos, consolidándose en ella con la publicación de su última novela, la que os reseño hoy, ganadora del Premio Pulitzer y considerada como el primer clásico del S.XXI.

* EDITORIAL: Lumen

* Nº PÁGINAS: 1152

* AÑO DE PUBLICACIÓN: 2013

* ARGUMENTO: (contiene spoilers)

La novela nos cuenta la historia de Théo, un niño de trece años que se encuentra en el museo Metropolitan de Nueva York con su madre cuando estalla una bomba, encontrándose de repente solo, rodeado de escombros y cadáveres y de personas moribundas. Un hombre al que Théo había visto en esa exposición con una niña muy hermosa, muere delante de él pero antes le entrega un anillo, pidiéndole que se lo devuelva a un tal Hobbie, dueño de una tienda de antigüedades. Entre tanta confusión, Théo logra salir del museo con el anillo y uno de los cuadros que habían estado contemplando: El jilguero.

La madre de Théo muere en la explosión y desde entonces, el niño pasará por varias acogidas, incluida la de su padre que acabará llevándolo a Miami, donde conocerá a Boris, su gran amigo e iniciador en el mundo de las drogas e incluso en el de la sexualidad.

Cuando su padre muere en un accidente de coche, regresa a Nueva York, ciudad en la que Hobbie lo acoge y le enseña el oficio de anticuario. Y aunque Hobbie no sabe nada, Théo acaba convirtiéndose en un estafador, traficando con muebles falsos haciéndolos pasar por antigüedades y siempre con el peso del cuadro a las espaldas, ya que nunca sabe cómo va a deshacerse de él (a veces ni siquiera sabe si quiere hacerlo).

* MI OPINIÓN: ya sabéis que normalmente me da miedo a enfrentarme a una lectura larga, de una autora de la que no había leído nada pero me animé porque estaba muy bien respaldada por un Premio Pulitzer. No me arrepiento porque la autora ha sido un grato descubrimiento para mí y su novela bebe y refleja a los grandes clásicos como Dickens, Austen o Dotoievski; además de poseer numerosas referencias artísticas (sobre todo pictóricas).

En la historia diferencio dos partes: la primera y más extensa, que nos cuenta la vida de Théo desde que su madre muere en la explosión hasta que acaba con Hobbie. En esta etapa de su vida, Théo pasa primero por ser acogido por la familia de un compañero suyo de colegio, Andy. En este período, Théo se siente bien tratado por esta familia adinerada pero nunca querido. Actúan más bien como si se tratase de una obra benéfica, lo hacen por caridad. Con el paso del tiempo acaban cogiéndole cariño y cuando se plantean la adopción definitiva, aparece el padre del niño para llevárselo con él a Miami. El padre vive con su pareja, Xandra y la vida con ellos, aunque tampoco es incómoda, también está falta de amor. En Miami es donde conoce a su amigo Boris, que es otro personaje fundamental de la novela y que lo lleva por un camino obsesivo, destructivo e impulsivo coqueteando con las drogas. Pero aún así, Boris es la única persona que Théo percibe que se preocupa por él y al único que llega a querer. Cuando el padre de Théo muere en un accidente de coche, decide regresar a Nueva York donde Hobbie, el anticuario, lo acoge como si fuera su familia. Hobbie es un tipo amable, simpático, bueno, honrado...es la antítesis de Boris.

En este momento la novela da un salto temporal y nos encontramos a un Théo veinteañero, que trabaja en la tienda de Hobbie con las antigüedades. Pero es un estafador que ha decidido hacer dinero vendiendo muebles falsos por auténticos. Y no le va mal hasta que uno de sus clientes se da cuenta del engaño y no sólo eso, sino que le dice que sabe su secreto, que robó El jilguero cuando era niño el día de la explosión en el museo. Hasta entonces, nadie se había dado cuenta de la conexión entre él y el cuadro desaparecido y esto es algo que inquieta mucho al protagonista que se ha pasado muchos años velando por esta obra de arte. Y en esta inquietud se encuentra cuando aparece Boris de nuevo, rodeado de oscuros negocios y confesándole un gran secreto: hacía años que él le había quitado el cuadro y lo que estaba protegiendo Théo era un libro.

Boris había estado usando el cuadro como moneda de cambio pero quería devolvérselo a Théo. Sólo había un problema: no sabía dónde estaba. Llevados por pistas, viajan a Ámsterdam para recuperarlo y la historia se vuelve algo más compleja con mafias, trileros y traficadores de arte. Théo incluso acaba matando a un hombre y se ve solo, en una ciudad de la que desconoce hasta el idioma, sin pasaporte y enfermo, encerrado en una habitación del hotel. En esta parte, las reflexiones del protagonista son desgarradoras recuerdan muchísimo a Crimen y castigo: ese estado febril, los remordimientos, el deambular por las calles sin rumbo fijo...

El final de la novela es feliz y está cargado de reflexiones y conclusiones vitales. Son unas de las mejores páginas que he leído en mi vida.

En general os puedo decir que es una lectura un poco compleja, muy bien narrada pero con ritmo lento, llena de descripciones y con los protagonistas muy bien trazados. Hay que cogerla con calma y saborearla lentamente.

* VALORACIÓN: 9/10

* UN FRAGMENTO PARA PENSAR:

“El tiempo nos destruía a todos con bastante rapidez. Pero destruir o perder una criatura inmortal, romper vínculos más fuertes que los temporales, era un desacoplamiento metafísico único, con un gusto sorprendentemente nuevo a desesperación”.